Niñas y adolescentes, una población que requiere especial atención

 

 

*Nombre fue cambiados por razones de seguridad

La crisis migratoria venezolana ocupa hoy el doloroso segundo lugar entre las crisis de movilidad humana en el mundo, después de Siria. Con más de 4,5 millones de personas que han dejado su país, de las cuales cerca del 30% son niñas, niñas y adolescentes, la situación sigue sin recibir atención suficiente por parte de las agendas públicas y mediáticas globales, desdeñando así los riesgos y necesidades de los refugiados y migrantes, principalmente de las niñas, adolescentes y jóvenes mujeres.

Conforme la crisis avanza, se agudiza la vulnerabilidad de quienes abandonan Venezuela, debido a los cortes de electricidad y la escasez de agua, comida y medicamentos. Simultáneamente el perfil de los migrantes ha cambiado, habiendo cada vez más adolescentes no acompañados/as, mujeres solas, embarazadas y madres cabeza de familia, a cargo de varios menores de edad, que deciden emprender su ruta hacia otros países.

Los peligros a los que se exponen refugiados y migrantes son ampliamente conocidos por los venezolanos, incluso antes de salir de Venezuela. Para las niñas y mujeres, los factores de riesgo son aún mayores, convirtiendo la violencia sexual y las violencias basadas en género en mecanismos sistemáticos de opresión e intimidación. Helena*, una adolescente no-acompañada de 16 años, recuerda con horror su viaje en carretera con una señora y su bebé: “nunca hablamos con el conductor. Cuando llegamos, la señora intentó bajarse con su hijo, pero el señor cogió su mano y le dijo que debía pagar. Que no podía irse si no tenía sexo con él.”

En el caso de las adolescentes, la vulnerabilidad aumenta al verse doblemente estigmatizadas por su sexo y edad. En efecto, las personas entre 10 y 19 años son frecuentemente desatendidas durante las respuestas humanitarias, mientras que el acceso a servicios esenciales es altamente limitado para las mujeres – por más que su exposición a la violencia, el abuso, la negligencia y la explotación sean mayores.

Proteger y empoderar las adolescentes en contextos de crisis se ha convertido en uno de los principales pilares de la acción humanitaria de Plan International. Desde 2018, la organización ha emprendido una respuesta regional a la crisis migratoria venezolana en Colombia, Ecuador y Perú, enfocada en brindar servicios y apoyo en materia de protección, educación, empoderamiento económico, participación y cohesión social para la población venezolana asentada y en tránsito, además de las poblaciones de acogida. En 2019, se empezaron a implementar acciones directas en Venezuela, a través de tres socios locales en los sectores de Educación en Emergencias (EeE) y en Agua, Higiene y Saneamiento (WASH).

La crisis migratoria es un fenómeno sin antecedentes para la región. Conscientes de su impacto a corto y largo plazo, principalmente en lo que concierne los derechos de los niños, niñas y adolescentes y su desarrollo personal, Plan International trabaja arduamente en promover prácticas sostenibles, incluyentes, que desafíen normas sociales dañinas y la inequidad de género. Debora Cobar, Directora Regional de Plan International en las Américas explica: “necesitamos abordar la crisis desde una mirada humanitaria, que responda a las necesidades urgentes de la población refugiada y migrantes; al mismo tiempo que nos aseguramos de fortalecer vínculos sociopolíticos duraderos que nos permitan construir sociedades más incluyentes, equitativas y conscientes de las dificultades que viven las niñas y mujeres, por su condición de género”.

Escrito por Plan Internacional

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